Desarrollo de la autoestima y crecimiento personal

El desarrollo de la autoestima y el crecimiento personal implica previamente la toma de consciencia y la aceptación del sí mismo. Para ello es útil un conocimiento básico sobre cómo funcionan nuestros sistemas cognitivo y afectivo y cómo se relacionan entre sí:

En anteriores artículos expusimos cuáles son los 6 principios de la autoestima y explicamos los dos primeros: consciencia y aceptación. En este artículo desglosamos los restantes y cerramos con ello nuestra propuesta básica de entrenamiento para el Desarrollo Personal.

Prácticas para incrementar el crecimiento personal y la autoestima

La práctica de la responsabilidad de  mí mismo

Para sentirme competente y digno de felicidad necesito experimentar la sensación de ejercer cierto grado de  control sobre mi vida. Decido valerme por mi mismo; YO asumo la responsabilidad de mi vida y mi bienestar.

Si asumo las responsabilidad sobre la consecución de mis deseos y la satisfacción de mis necesidades, debo descubrir cómo hacerlo. Soy yo quien debe observarme en mis circunstancias, analizar los hechos, tomar decisiones y llevar a cabo las acciones oportunas. Soy yo quien debe salir en primera instancia de la “zona de confort”. Decido y actúo de modo consciente, analizando lo que implican mis elecciones y las consecuencias que tendrán.

La contrapartida inmediata es el respeto y empatía hacia los demás. Nadie me debe el cumplimiento de mis deseos. No tengo derechos sobre la vida, la energía o el tiempo de los demás. Respeto el interés de los demás por si mismos, sus motivaciones y sus elecciones. Me doy cuenta de cómo se ven afectados los demás por mis elecciones y acciones.

El objetivo es desarrollar esta consciencia y responsabilidad en todas las áreas de mi vida: en las relaciones de pareja, familia y amigos, en el trabajo, en mi vida social, en la gestión del tiempo, de la salud, en en el desarrollo personal, en mi comportamiento ético y en mi felicidad en general.

La práctica de la autoafirmación

Autoafirmarme es tratar con respeto mis deseos, necesidades y valores y buscar su forma de expresión adecuada a la realidad. Significa la disposición a ser quién soy abiertamente,  a vivir de forma auténtica, hablando y actuando desde mis convicciones y sentimientos. Es una negativa a falsear mi persona para agradar.

Su opuesto es que lo que yo soy permanece oculto o frustrado para evitar el enfrentamiento, para aplacar, complacer o manipular a alguien, o simplemente para estar en buena relación con el otro.

No significa beligerancia ni agresividad, no significa ser el primero o pasar por encima de los demás, ni ser ciego o indiferente. Me reafirmo mientras presto atención al contexto y permanezco centrado en la realidad.

La práctica de vivir con propósito

La raíz de nuestra autoestima no está en los logros inmediatos, si no en la capacidad de tomar perspectiva para ajustar nuestro modo de vida para alcanzar los objetivos que nos hemos planteado.

Vivir con propósito supone:
  • Formular nuestras metas y propósitos de manera consciente.
  • Interesarse por identificar las acciones necesarias para conseguirlos.
  • Controlar la conducta para verificar que concuerda con nuestras metas.
  • Prestar atención al resultado de nuestros actos pasa averiguar si conducen hacia donde queremos llegar.

La práctica de la integridad personal

La autoestima precisa que vivamos acordes a  nuestros ideales, convicciones, normas y creencias. Cuando nos comportamos de una forma que entra en conflicto con nuestro criterio nos respetamos menos. Si esta conducta se vuelve habitual confiamos menos en nosotros mismos o dejamos de confiar por completo. Cuando nuestra falta de coherencia hiere nuestra autoestima lo único que puede curarlo es reconciliarnos con nuestra integridad.

Nuestra percepción de integridad responde a cuestiones como: ¿Soy una persona honesta, fiable y digna de confianza?¿Mantengo mis promesas?¿Hago las cosas que digo que admiro y evito las que afirmo deplorar?¿Soy una persona justa en mis relaciones con los demás?

A veces estamos en un conflicto entre valores o necesidades que chocan. La integridad no nos garantiza tomar la mejor opción, pero existe una intención honesta de tomar la mejor elección. Permanezcamos conscientes y asumamos la responsabilidad de nuestra elección y sus consecuencias.

Es importante no confundir la culpa con la responsabilidad. La culpa nos instala en conflicto con nosotros mismos, en el reproche. Nos bloquea y nos impide avanzar.  Responsabilizarnos implica aprender y reaccionar. Nos mueve de nuevo hacia la integridad.

Para transformar la culpa en responsabilidad e integridad podemos:
  • Admitir que somos nosotros quienes hemos cometido la acción particular. Lo aceptamos, asumimos la responsabilidad en lugar de desvincularnos o evitarlo.
  • Intentar comprender por qué hicimos lo que hicimos de modo comprensivo con nosotros mismos (autoempático).
  • Si hay personas implicadas reconocerles expresamente el daño que hemos causado, reconocer sus sentimientos.
  • Emprender todas las acciones posibles que puedan enmendar o minimizar el daño que hemos causado.
  • Comprometernos firmemente a comportarnos de modo diferente en el futuro.

Con la lectura de este artículo y todos los enlaces que contiene has recorrido la base teórica en la que se apoya el Crecimiento Personal. Una vez que «entendemos» podemos empezar a practicarlo en nosotros mismos, familiarizarnos y ejercitarnos. Para ello os proponemos 2 formatos compatibles e independientes entre sí: las sesiones individuales y los seminarios grupales.

Contacta con el árbol, nos gustaría acompañarte.