Psicología Cognitiva: ¿Cómo funciona el pensamiento?

Cuando el pensamiento se torna disfuncional nuestra visión del mundo, en lugar de ayudarnos a adaptarnos mejor a él, se convierte en el propio origen del malestar. Puede ser porque no se adecúa a la realidad, o bien porque nos lleva a modos de pensamiento y actitudes negativas. Nuestro diálogo interno nos aleja de nuestros objetivos, de la calma y la felicidad.

En el extremo contrario, en la máxima eficiencia del procesamiento cognitivo, encontramos lo que denominamos “intuición”. No sabemos cómo pero hemos llegado a conclusiones, hemos decidido, nos hemos posicionado. Por supuesto que ha habido un proceso de análisis, pero se ha producido a nivel inconsciente.

La psicología integrativa analiza los sistemas afectivo y cognitivo, poniéndolos en relación con nuestro “Yo corporal”. En nuestro anterior artículo, «Consciencia. Objetividad y subjetividad«, explicamos la importancia de la visión que creamos de la realidad y de nuestra relación con el mundo. Detengámonos hoy un momento a comprender cómo funciona el pensamiento.

¿Qué es el Pensamiento?

Lo que caracteriza al ser humano es la búsqueda de relaciones causales predictivas. Quiere anticiparse a los hechos y mejorar su adaptación al mundo. Los procesos cognitivos nos ayudan a ordenar y simplificar la realidad, a tomar decisiones firmes y concretas de manera rápida.

Una definición técnica de pensamiento incluiría muchos términos que no vamos a introducir en este artículo. Mi intención es simplificar, así que os propongo quedarnos con 3 conceptos fundamentales en psicología: observación, categorización e inferencia. Con esto podemos empezar a trabajar. Concentrémonos en entenderlos, son las piezas claves para construir una estructura de pensamiento funcional.

Distinguir la objetividad de la subjetividad

Para comprender el paso de la objetividad a la subjetividad distinguimos 3 niveles o pasos para analizar la realidad.

Observación

Lo primero que necesitamos es aprender a observar y describir. Saber cuáles son los hechos objetivos que se refieren a un momento específico y a un contexto. Sepáralos de las deducciones, asociaciones y generalizaciones que te inspiren.

“María ha sacado un 4 en el examen de inglés»

Categorización

Categorizar no es más que nombrar, poner en palabras. Necesitamos definir las cosas, las situaciones, los sentimientos, las personas, las relaciones, todo. Al elegir las palabras ponemos en relación distintos aspectos de una situación.
Podemos hacerlo desde la objetividad, que se limita a describir la realidad, o desde la subjetividad, que expresa valoraciones personales.

“María no ha aprobado el examen”:

  • Categorización objetiva: Es un hecho que el examen no esta aprobado. Nos centramos en el resultado objetivo.

“María ha fallado en el examen”

  • Categorización subjetiva: El examen no está aprobado, pero quizás sacar esa puntuación sea un éxito para ella. Nos centramos en las valoraciones sobre ese resultado.

Inferencias

Una inferencia pone en relación hechos u observaciones llegando a una conclusión. Son siempre afirmaciones subjetivas sobre algo que no sabemos. No son hechos demostrables. Hemos deducido algo de una situación, de unos hechos objetivos. Hemos interpretado un comportamiento. Buscamos una explicación o le atribuimos una causa. Pero claro, ante la misma situación podríamos generar distintas conclusiones.

“Creo que María ha tenido poco tiempo para estudiar”

“Creo que María se puso muy nerviosa en el examen”

Psicología práctica: Reaprender a pensar

Una vez que aprendemos a distinguir objetividad y subjetividad estamos preparados para mejorar nuestra estructura y nuestro lenguaje de pensamiento. Eso supone aumentar nuestro nivel de consciencia, y con ello mejorar nuestra autoestima, nuestra comunicación, las relaciones personales y la consecución de nuestros objetivos.

En este artículo hemos sentado las bases para la comprensión del pensamiento. En próximos artículos iremos construyendo los pilares hasta poder manejar estructuras más complejas.
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