¿Cómo influye nuestro lenguaje en el pensamiento?

Nuestro diálogo interno condiciona tanto nuestra esfera emocional cómo la relación con el otro. Lo que nos decimos determina la cualidad y la intensidad de nuestros sentimientos y emociones. Lo que expresamos a los demás determina también en gran medida cómo reaccionan a lo que le decimos. Mejorar el lenguaje de nuestro pensamiento es mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.

El sistema digestivo asimila mejor los nutrientes, genera menos toxicidad e invierte menos tiempo y energía cuando le aportamos alimentos más ligeros y simples. Del mismo modo, nuestro sistema psicoafectivo “digiere” mejor cuanto más sencillo es el modelo de la realidad, de una relación o de una situación, que le presentamos. Cambiar el lenguaje es hacer la realidad más asimilable a nivel cognitivo y emocional.

En anteriores artículos aprendimos a distinguir entre objetividad y subjetividad. Vimos cómo la psicología cognitiva nos invita a reconsiderar nuestro propio pensamiento. Hoy tomaremos consciencia del lenguaje con que describimos la realidad que percibimos y nuestras valoraciones.

Observar y describir hechos objetivos.

Cuando queremos tomar decisiones o cuando resolvemos situaciones con otras personas, necesitamos definir cuál es la realidad de la que partimos. Necesitamos observaciones y descripciones objetivas. Ponemos atención a las palabras que utilizamos para definir la situación. Describir en su paso anterior a valorar o interpretar.

Determinamos los hechos que se refieren a un momento específico y a un contexto. Cualquier otro observador de la situación coincidiría entonces con nuestra descripción. Los máximos enemigos de la objetividad son las generalizaciones. En ocasiones usamos expresiones que definen cantidad, tiempo, frecuencia que no se ajustan a la realidad sino que son exageraciones, sensaciones subjetivas. Atención a las frases que enunciamos incluyendo todo/nada, siempre/nunca, todos/ninguno.

  • Has llegado más de 10 minutos tarde al trabajo en varias ocasiones en los últimos 2 meses. ( Afirmación objetiva)
  • Siempre llegas tarde al trabajo. (Generalización subjetiva: Juicio)
  • Eres demasiado impuntual en el trabajo (Valoración subjetiva: Juicio)

Valorar e inferir de modo consciente

Día a día nos posicionamos ante situaciones, personas o ideas. Necesitamos valorarlas, clasificar las impresiones que nos causan (categorizarlas) y determinar nuestro grado de  afinidad a ellas. Con frecuencia no disponemos de toda la información  así que necesitamos inferir, interpretar, para comprender las situaciones, tomar decisiones y actuar en consecuencia. Inferir y valorar forman parte de la vida cotidiana.

Lo importante es hacerlo de modo consciente, lo que significa que asumimos y nos hacemos responsables de  nuestra subjetividad. No la confundimos con los hechos. Hablamos en primera persona. Utilizamos un lenguaje que se expresa en términos de pensamiento, afinidad, impresión, probabilidad o incertidumbre.

  • Esa idea no me resulta práctica. (Valoración subjetiva responsable/consciente)
  • Esa idea es absurda (Valoración subjetiva no responsable/no consciente: Juicio)
  • Me da la impresión de que está nerviosa, puede que algo le preocupe. (Inferencia responsable/consciente)
  • Está muy nerviosa, debe haber hecho algo malo. (Inferencia no responsable: Juicio)

Los juicios: afirmaciones no responsables.

Un juicio es una valoración o una inferencia de la que no estamos reconociendo el componente subjetivo y, en ese sentido, no nos estamos responsabilizando  de esta subjetividad. A menudo incluso combinan en una sola afirmación valoración e inferencia. En general pretenden distinguir entre el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo verdadero de lo falso, lo que es y lo que no es.

Valoraciones inconscientes

Nos encanta las etiquetas y los estereotipos. No somos conscientes de que son juicios, de las consecuencias que tienen. Tendemos a hacer afirmaciones que implican una cualidad de una situación, persona, acción o idea sin responsabilizarnos de nuestra subjetividad.

Cuidado, somos capaces de juzgar casi todas las palabras que usamos para construir una frase:

  • Sustantivos: Estás diciendo tonterías. (Valoración subjetiva-Juicio)
  • Adjetivos: Esa idea es absurda. (Valoración subjetiva: Juicio)
  • Adverbios: Has tardado demasiado en ordenar tu cuarto. (Valoración subjetiva-Juicio)
  • Verbos: Has desperdiciado el tiempo. (Valoración subjetiva-Juicio)

Las  generalizaciones también puede colarse en modo de juicio. Se muestran en una magnificación o minimización de las cualidades o defectos de una persona o de una situación.

  • Pedro es un desastre en el colegio. (Generalización subjetiva: juicio)
    • Pedro ha suspendido 5 asignaturas, pero es puntual, cuida su material y tiene amigos en el colegio. (Afirmación objetiva)

Inferencias inconscientes

Finalmente, las inferencias que hacemos de modo inconsciente son otro modo de juicio. Cuando interpretamos, explicamos o anticipamos la realidad sin hacernos responsables del grado de incertidumbre o subjetividad de lo que decimos.

  • No me ha saludado, seguro que está enfadada. (Inferencia inconsciente y no responsable: juicio)
  • No me ha saludado y tengo la impresión de que me ha visto. Quizás esté enfadada. (Inferencia consciente y responsable)

Liberémonos de los juicios

Pongamos nuestra intención mas honesta en ser capaces de observar los hechos tal y como son, tomar consciencia de nuestras valoraciones e inferencias. Desde esa posición será mucho más fácil la toma de decisiones y la gestión de las relaciones. Habremos avanzado un paso más hacía nuestro desarrollo personal. Empieza por practicar con esto.

Si necesitas un apoyo más personalizado puedes contactar con el árbol. Podemos asistirte en sesiones individuales o en próximos talleres monográficos.