El Elemento Metal: Conexión frente a Apego

El otoño es la época natural del Elemento Metal. Ha finalizado el verano y su plenitud de frutos, la explosión de colores vivos, el encuentro con los otros al aire libre y la celebración que trajo el Elemento Fuego. Ahora es tiempo para el recogimiento. Es el momento de llevar la energía hacia el interior, de guardar, de proveernos de lo importante para pasar un buen invierno. La austeridad del metal se refleja en la desnudez de  los campos de cultivo y el desprendimiento de los árboles de hoja caduca.

Conexión interna e instinto de supervivencia

El Metal nace de la Tierra al contraerse y solidificarse. Así en sinergia con el Elemento Tierra, representa la energía hacia el interior, la conexión con uno mismo, la reflexión, la meditación, la sabiduría.

Por su naturaleza afilada, el metal es capaz de cortar y separar todo lo que no es necesario. Como consecuencia del movimiento hacia el interior y de eliminar lo innecesario nos ayuda a encontrar la esencia de las cosas. El Elemento Metal Se relaciona con el equilibrio en la relación entre lo exterior y lo interior, lo que tomo y lo que entrego. De este modo nos ayuda a mantener nuestra vitalidad y deseo por la vida. Es la base del instinto de supervivencia.

Si el elemento metal está desequilibrado estamos desconectados de nuestra esencia, nuestras virtudes, valores y potencialidades. Entonces nuestra percepción de valía estará sujeta a la relación con el entorno, incrementando la vulnerabilidad emocional. En ocasiones reaccionamos  desarrollando actitudes defensa  como el aislamiento o la distancia emocional. Cuando el equilibrio entre dar y recibir se altera la consecuencia es un exceso de egoísmo o generosidad.

Vinculación, Apego, Sensibilidad.

El metal nos enseña a separar, pero también a fusionar. Nos permite reconocer  lo valioso del otro y nos vincula con él.

Las relaciones pueden ser “joyas”, “jaulas” y a veces pueden herirnos como una “daga”. Pueden llevarnos a los sentimientos de esperanza, de conexión, de fuerza o de vulnerabilidad y angustia. Ser sensibles al dolor nos abre a la tristeza, a la aflicción y al llanto. ¿Sin estos sentimientos, cómo podríamos discernir lo que es importante para nosotros? ¿Cómo sabríamos qué es lo que nos hace daño?

El metal por una lado corta y suelta (como una tijera o un cuchillo), por otro lado recoge y guarda (como una cofre o un caldero). El elemento Metal nos ayuda a reconocer los sustancial y a soltar aquello que no necesitamos. Nos invita a conectar el mundo interior y el mundo exterior de la persona. Es así como la tradición china relaciona este elemento con el apego, con la dificultad para desprenderse del pasado, permaneciendo aferrados cuando se debería soltar para avanzar.

 La Justicia, el Rigor y la Honestidad.

Todas las imágenes de la justicia vienen forjadas en metal: la balanza que sopesa, la espada que la imparte y las monedas que la recompensan.

El metal discierne lo que es y lo que no es, lo falso y  lo verdadero, lo esencial y lo efímero. A diferencia del elemento Tierra genera estructura y  orden con compartimentos bien definidos. Establece prioridades y defiende de los abusos. Es riguroso, honesto y sencillo.

Siendo conscientes de las posibilidades del metal, ¿Qué queremos construir con el nuestro? En positivo representa la cualidad de conexión y brillo del metal, la comunicación, el flujo de ideas brillantes y  la justicia. En negativo puede llevar a la construcción de corazas, cerrojos, jaulas, a la restricción de la propia libertad, a la limitación.

La energía del metal puede llevarnos al autodescubrimiento, a la visión entusiasta y honesta de lo que es esencial y justo para nosotros. Nos trae una lectura positiva de la vida que se apoya en el instinto de supervivencia. Pero en desequilibrio podría perdernos en un laberinto interior que nos lleve a una visión destructiva de injusticia, pérdida y tristeza. El miedo al porvenir, la desesperanza, la falta de fuerzas para vivir son signos de descompensación en este elemento.

Cuando este elemento fluye sin bloqueos busca el equilibrio entre lo exterior y lo interior, entre la absorción y la entrega de energía. Nos ayuda a mantener nuestra vitalidad y el deseo por la vida. Nos  prepara para conseguir la fluidez y la paz que nos aportará el elemento Agua con la llegada del invierno.