El elemento Tierra: Equilibrio, Estabilidad e Integración

 

Al final de la estación del verano  el Elemento Tierra manifiesta su energía con máxima intensidad, pero corresponde también al periodo de transición entre estación y estación, entre un elemento y el siguiente. Se refiere al momento de madurez, estabilidad,  plenitud y calma. La tierra se encarga de separar dando continuidad. En lugar de ocasionar ruptura entre un elemento y el otro, favorece una transición fluida, orgánica y estable. Integración en lugar de oposición.

Cualidades del elemento Tierra

Estabilidad y enraizamiento

El elemento tierra nos proporciona estabilidad, arraigo. En relación a su función de nutrición, la tierra recibe la semilla y la hace germinar aportándole la humedad y el alimento, el calor, el medio estable, la calma y la interiorización que necesita para ello. De este modo nos aporta lo necesario para el crecimiento, el desarrollo y la fortaleza para afrontar el día a día. Nos procura un suelo donde asentar y construir, unos cimientos.

Estar enraizado implicaría entonces estar en contacto con uno mismo, con nuestra corporalidad y afectividad, estar en en contacto con la realidad externa,  con las relaciones interpersonales y el entorno.

El sentimiento de “estar con los pies en la tierra”, nos permite saber cómo nos plantamos ante la vida, saber quienes somos, encontrar una “posición” y así diferenciarnos del otro. Esta toma de consciencia conecta con la espontaneidad y creatividad del elemento agua, dando lugar a la autoconfianza y la seguridad.

«El enraizamiento conecta al hombre con sus funciones básicas, animales o corporales, y en ese proceso alimenta y mantiene su esfuerzo espiritual que está asociado con el movimiento del sentimiento y de la energía hacia la cabeza»

(Extracto del libro La depresión y el cuerpo, de Alexander Lowen)

Centro, Equilibrio y Moderación

Si una raíz no es fuerte no puede crecer. Si la ahogamos con demasiada agua como si la dejamos secar la raíz sufrirá. Los seres humanos no somos diferentes. La tierra nos proporciona, centro, equilibrio y moderación.

La enseñanza es que nuestro cuerpo necesita ser alimentado adecuadamente. Demasiado o muy poco causará problemas.  Un estilo de vida más moderado y una buena dieta dará lugar a una función interna más armoniosa que nos provea con energía vibrante, un cuerpo fuerte, y quizás lo más importante, una mente tranquila con ideas claras, emociones equilibradas y una sensación de seguridad. El elemento agua y el elemento tierra se retroalimentan generando calma y sosiego. Desequilibrios en alguno de estos elementos darán lugar a inquietud, la agitación, el insomnio o la ansiedad.

“Cuando la mente está tranquila y estable, la vitalidad de la vida circula armoniosamente por todo el cuerpo. Si el cuerpo está nutrido y protegido por esa vitalidad en circulación, ¿Cómo va a ser posible enfermarse?” Extracto del clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo (siglo II a. C.)

En su función de integración, la tierra nos enseña a vivir desde nuestro cuerpo y nuestra mente. Abusar de la actividad intelectual (pensamiento, estudio, concentración, preocupación, reflexión constante) terminará debilitándonos. Procura tener descanso y silencio mental, así como  una vida corporal  activa con espacio para el placer.

Integración, reflexión y conexión

Recogidos los frutos, en modo de experiencias, de relaciones personales, de posicionamientos, de actos, la tierra reflexiona. Comprende, conecta y establece relaciones entre motivaciones, hechos, sentimientos, consecuencias. Nos motiva al aprendizaje. La tierra es atención, consciencia y placer por la actividad intelectual.

Necesitamos el equilibrio también dentro de la propia esfera de la mente. Un exceso de rigidez, de necesidad de control, nos torna mentalmente obsesivos, maniáticos y nos lleva a la preocupación constante. Al contrario, la ausencia de estructura nos hace inestables (emocional y mentalmente), desconcentrados o dispersos.

Demos a las cosas su importancia y espacio mental justo. Estar demasiado preocupados nos quita energía y nos quedamos sin fuerza.

Esta capacidad de integración trasciende nuestro universo personal y abraza al otro. En sinergia con el Elemento Metal, la tierra busca la conexión y la vinculación. Empatiza y nos mueve a la fraternidad, la solidaridad y la colaboración.

La Tierra es planeta, naturaleza y Madre. Es amor, generosidad, simpatía, suavidad, amabilidad y dulzura. Como madre de todos los seres, defiende el espacio y la integridad de cada uno. Así el elemento tierra en conexión con el elemento metal rigen la ética, la moral y la equidad.