El elemento Agua: Calma, Fluidez y Confianza

El Agua es el origen de la vida tal y como las conocemos en este planeta. Un planeta que a pesar de llamarse Tierra es azul y su biosfera, como nosotros, es principalmente agua. El elemento Agua es la raíz del Yin y del Yang

La vida se originó en el agua, así como el agua encierra la dualidad original. Puede ser vapor o hielo, calma o tempestad, quietud o plenitud de movimiento, creación o destrucción violenta. En Medicina Tradicional China y en  acupuntura el elemento agua refleja en sí mismo  la base del Ying y el Yang, así como el delicado equilibrio entre ellos.

El elemento agua simboliza, el germen, la semilla, la esencia, la raíz. En relación al elemento tierra genera el estado y la sensación de enraizamiento. El agua es el origen, la memoria, los ancestros, la familia y la herencia del pasado.

Cualidades del elemento agua

El invierno: el máximo Yin

El Taoísmo y la Medicina Tradicional  China consideran el elemento agua como el primero y el origen de todos los demás. Se ubica aproximadamente entre la última semana de diciembre y finaliza pasado febrero. Es la estación mas Yin del año, la más fría y oscura.

A la llegada del invierno todo se “congela”. Parece que todo proceso de vida se detiene. La energía de la naturaleza se retrae: las plantas parecen muertas, los animales hibernan; todo es quietud hasta el renacer de la primavera.

La energía Yin: Quietud y movimiento hacia el interior

La energía Yin se caracteriza por la quietud y por procesos internos. En el Taoísmo utilizan aforismos como “la fuerza de lo invisible” o “el escondimiento de la luz”. Se refieren a estados en los que en lo externo encontramos reposo e inacción, pero en lo interno se dan sutiles y complejos procesos de renacimiento.

Si tienes más sueño de lo normal, no te preocupes: tu cuerpo está adaptándose a la estación. Es el momento de dormir y comenzar a soñar, inspirarnos y visualizar. Está germinando todo lo que florecerá con la expansión de la primavera.

Voluntad y creatividad

Cuando el agua fluye a la temperatura adecuada es creativa y espontánea. Busca su camino, se adapta a cualquier forma, a cualquier terreno decidida y despreocupadamente. Es así como nuestra voluntad nos guía hacia delante en la vida, con perseverancia y confianza.

Cuando elemento agua está desequilibrado por defecto encontramos manifestaciones como  falta de interés o de autoconfianza, pasividad o inseguridad. Cuando el desequilibrio es por exceso se manifiesta en modo de exceso de determinación, obstinación, abuso de la fuerza de voluntad y por tanto agotamiento.

Calma y confianza frente al miedo

Cuando esa fe se ve interrumpida aparece la duda e irrumpe el miedo, que detiene la acción del hombre. El miedo nos inmoviliza. Quedamos “congelados”, consumiendo mucha energía pero sin poder hacer nada.

El extremo contrario de la reacción de “congelamiento”, bloqueo e inacción del miedo sería la acción instintiva y apresurada. Puede tomar dos formas: la huida o el enfrentamiento a través de la lucha. Es lo que se denomina “triángulo de miedo-lucha-huida”.

La falta o exceso de miedo refleja deficiencia o plenitud del elemento agua. La temeridad o imprudencia, la fobia, la inquietud son signos de un desequilibrio en el elemento agua.

La reflexión puede contener ese miedo y transmutarlo a otro estado más fluido. Para ello la reflexión debe darse en su justa medida, sin quedar atrapados en círculos reiterantes de pensamientos, exiliados en el pasado o anticipando futuros inciertos.

Podemos entonces transformar el miedo en atención. Así nos preparamos para afrontar las situaciones que tememos, saliendo del triángulo vicioso de miedo, lucha o huida. Este modo de atención constante a la larga nos hace sentir capaces de afrontar los retos de cada día, el miedo desaparece y la confianza se hace fuerte.

La fluidez: la fuerza de la suavidad

Lo contrario del miedo es la confianza y la seguridad. El agua que fluye avanza inexorable gracias a la fuerza de su voluntad. Es lo suficientemente flexible como para pasar por cualquier sitio por estrecho que sea. A la vez simboliza la perseverancia y la suavidad que reblandecen obstáculos rígidos.

El elemento Agua nos da la capacidad para adaptarnos a cualquier circunstancia y ciclos de la naturaleza. Por eso un desequilibrio en este elemento puede hacer que seamos incapaces de dejarnos llevar, fluir con la vida y relajarnos.

El autoritarismo, la imposición, la inflexibilidad, el miedo a los cambios y la necesidad de control son algunas manifestaciones de desequilibrio en el elemento agua.

El agua no intenta controlar el cauce del río, ni la forma de la tetera.