CRÁNEO-SACRAL

¿Qué es la Terapia Cráneo-Sacral?

La Terapia craneo-sacral es una técnica en la que el terapeuta acompaña con un tacto muy sutil, manteniéndose en una continua actitud de escucha. Desde un estado de profunda relajación, es el cuerpo el que muestra cuales son sus zonas restringidas, sus focos de tensión y mal funcionamiento.

La liberación de los bloqueos hace que la energía que estaba ligada a la tensión pueda redirigirse a restablecer los procesos naturales de equilibrio y curación.  Mediante la armonización del sistema nervioso vegetativo,  se producen efectos reguladores sobre el dolor y la sensación general de transmisión de energía, afectando a los estados de ánimo, al cansancio, a la calidad del sueño y  la psique en general.

Mas allá de los efecto físicos, lo fundamental en  este trabajo es la conexión con nuestro yo emocional. A través de la escucha del terapeuta y del diálogo verbal, llegamos a la toma de consciencia de tensiones, bloqueos y desequilibrios. Aprendemos a identificar las señales del cuerpo y a interpretarlas: cuáles son las situaciones que me provocan estrés y ansiedad, qué decisiones  tengo pendientes que me bloquean, qué circunstancias se escapan de mi control o qué  debo aceptar.

De este modo la Terapia Craneo-sacral es también un modo de aprendizaje integrativo, una vía para el crecimiento personal que nos ayuda a confrontar nuestros hábitos y patrones  y encontrar estrategias para modificarlos.

La terapia Craneo-sacral resulta eficaz en el tratamiento de trastornos que se manifiestan en el eje cuerpo- mente:

  • Dolor crónico en general
  • Dolor craneo-facial: migrañas, bruxismo y dolor en la ATM,
  • Fatiga, falta de energía
  • Estrés,  ansiedad y problemas de sueño.

Liberación Somato-Emocional

La liberación somato-emocional es una técnica que libera el cuerpo y la mente de los efectos residuales de experiencias negativas del pasado para avanzar hacia una vida plena.

A través de nuestra historia personal, las experiencias y las emociones vividas, vamos conformando una estructura caracterial propia única que nos protege en modo de coraza. Los acontecimientos traumáticos, las carencias afectivas, los miedos y decepciones que vivimos, nos van marcando tanto psíquicamente en forma de recuerdos y asociaciones, como físicamente en forma de tensiones y bloqueos musculares que con el tiempo se van cronificando

Esta coraza, limita nuestras percepciones y emociones. Los efectos de esta rigidez se manifiestan a través de síntomas emocionales como una reducción en la capacidad de placer, agresividad contenida, insatisfacción vital, depresión, sentimiento de vacío o ansiedad, y de síntomas psicosomáticos como la enfermedad o el dolor.

Como terapeutas, nuestro papel es facilitar un entorno relajado, controlado y seguro para que la persona pueda confrontar esos recuerdos y emociones bloqueados, integrarlos y encontrar así nuevos modos de sentir, de actuar y de relacionarse.

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